Ante el evidente deterioro de la agricultura urbana en Jobabo, las autoridades locales han diseñado un programa para reactivar este sector estratégico, clave para la economía y la gestión agroalimentaria del municipio.
La iniciativa busca recuperar huertos y organopónicos, actualmente afectados por la falta de recursos, insumos y mano de obra estable para emprender una transformación a corto y mediano plazo que permita revitalizar estas unidades productivas, esenciales para el abastecimiento de alimentos en la localidad.
De esta reactivación depende no solo el suministro estable de vegetales y hortalizas a centros prioritarios como hospitales y escuelas, sino también la disponibilidad de estos productos para la población, aclararon, pues hasta hace unos cinco años Jobabo era una de los principales referentes dentro de la provincia en la gestión de la agricultura urbana, suburbana y familiar.
sobre todo porque ha sido históricamente un pilar en la alimentación de la comunidad, por lo tanto su declive ha impactado directamente en el acceso a alimentos frescos y asequibles, y en la propia estabilidad laboral de los centros.
Actualmente, unidades que en su momento fueron referentes, como el semiprotegido *El Pimiento* y el huerto 30 de Diciembre, se encuentran en estado crítico, con un deterioro que ha llevado a su casi total inoperatividad. Estas instalaciones, otrora productivas, hoy reflejan la desarticulación de un sistema que antes contribuía significativamente a la soberanía alimentaria local.
El único eslabón que ha mantenido cierta estabilidad dentro del sistema de agricultura urbana es el Consultorio Tienda del Agricultor, el cual sigue ofertando variedad de productos. Sin embargo, este punto de venta no compensa la crisis del resto de la estructura productiva. La UEB Granja Urbana, que antes integraba todo el engranaje agrícola, hoy carece de sostenibilidad económica y productiva.
Las autoridades confían en que, con la implementación del nuevo programa, se logre revertir esta situación, recuperando no solo la infraestructura, sino también la confianza de los trabajadores y la comunidad en un sector clave del entorno productivo jobabense.
“Mi historia con este grano es la de un amor que nació lejos de aquí, entre el ruido de los metales y el olor a gasoil. En los talleres de Florida, en Camagüey, donde era mecánico, mi mundo era predecible: una llave inglesa, un motor desarmado y la certeza de que, al final del día, todo encajaría. Pero en 1999, algo se rompió dentro de mí. No una pieza de un tractor, sino una certeza. Escuché hablar de la necesidad de manos para sembrar arroz, de la urgencia de dominar nuestro alimento más esencial, y supe que mi destino no estaba en reparar lo viejo, sino en crear algo nuevo. Dejé las herramientas que conocía por otras que no dominaba: la azada, la semilla, la tierra misma. Muchos creyeron que había perdido el rumbo. Yo solo sentía que, por primera vez, lo encontraba.
YMRC
Al llegar a la UBPC 1ro de Enero en Jobabo, me enfrenté a una llanura que parecía no tener fin, un mar de tierra sedienta y potencial. Los primeros días fueron un choque brutal. El sol de aquí no calienta, quema. La espalda se quejaba de una forma que nunca lo hizo agachándose sobre un capó. Pero era una lucha honesta. Aquí no había manuales de despiece; el manual lo escribían las nubes, la textura del suelo entre los dedos, el susurro del viento sobre los primeros brotes verdes. Aprendí a escuchar a la tierra. Ella me enseñó sus ritmos, sus humores, sus necesidades. Fue un maestro severo pero justo.
Y así, con el tiempo, comprendí la verdadera magnitud de lo que hacía. El arroz no es un cultivo más. Es la base de nuestro plato, de nuestra cultura, de nuestra fortaleza como nación. Es seguridad. Cada grano que cosechamos es un paso hacia la soberanía, un ladrillo en un muro que nos protege de la incertidumbre. Sembrar arroz es un acto de independencia, es un trabajo que alimenta a las familias directamente, que llena la olla de los míos, de mis vecinos, de mi pueblo. Esa conciencia le da un valor sagrado a cada hora de sol bajo el cielo.
Pero la naturaleza no siempre es generosa. Hemos tenido que aprender a criar este oro blanco en condiciones de avaricia, con poca agua. Al principio, ver los canales secos era una condena. Ahora, es un desafío que hemos aprendido a enfrentar. Implementamos prácticas que parecen volver al pasado pero que son el futuro: el laboreo mínimo, que remueve menos la tierra y evita que se evapore la poca humedad que tiene. Acolchamos con la paja de la cosecha anterior, creando una manta natural que guarda la frescura. Ajustamos los ciclos de riego al milímetro, solo lo estrictamente necesario, en el momento exacto. Ya no regamos por costumbre, regamos por necesidad.
Hemos vuelto los ojos a variedades más rústicas, más resistentes, que no exigen tanta agua pero que no renuncian al sabor y al rendimiento. Es un trabajo de paciencia, de observación constante. Cada planta se convierte en un termómetro de la situación. Aprendimos a leer la sed en la curvatura de sus hojas, en el color del tallo. Es una agricultura de precisión, forzada por la necesidad, pero que nos ha hecho mejores, más inteligentes, más respetuosos.
Y en medio de este desafío, también miro hacia adelante. Mis sueños ya no son solo míos; son de esta tierra y de quienes la trabajamos. Sueño con ver estas llanuras surcadas por sistemas de riego por goteo que nos permitan ser aún más eficientes, gota a gota. Sueño con una mini-industria propia aquí mismo, donde podamos no solo producir el grano, sino envasarlo, darle valor agregado, crear nuestra propia marca, ‘Arroz de Jobabo’, que llegue directamente a las mesas con el sello de nuestro esfuerzo.
Sueño con que los jóvenes vean esto no como un castigo, sino como una profesión de vanguardia, llena de tecnología y satisfacción. Que se suban a tractores con GPS, que analicen los suelos con tablets, que manejen drones para monitorear la salud del cultivo. Que entiendan que el futuro de Cuba también se escribe en los surcos de un arrozal.
Cuando miro atrás, hacia aquel mecánico que fui, no siento nostalgia. Siento que aquel hombre que reparaba cosas estaba preparándose, sin saberlo, para construir algo mucho más grande. Aquí he construido una vida, un legaje que se mide en cosechas y en comunidad. Las manos se me llenaron de tierra para limpiarlas de rutina. El taller era un lugar cerrado; esto es un universo abierto.
Cada amanecer que pinta el cielo de naranja sobre el verde de los arrozales me confirma que elegí bien. Este grano es mi savia. Y mientras me quede fuerza en los brazos y sueños en la cabeza, seguiré aquí, en la 1ro de Enero, convirtiendo la tierra en alimento, el sudor en orgullo, y la perseverancia en esperanza para Jobabo.”
Bajo el lema Verano Siempre Joven, tuvo su apertura oficial la etapa estival 2025 en Jobabo este sábado en el área central del Parque José Martí con múltiples propuestas e iniciativas que involucraron a diferentes grupos etarios.
La arrancada al disfrute del verano, en un colorido desfile cultural que salió desde la casa de Cultura Perucho Figueredo Cisneros hasta el parque José Martí, donde se congregaron jobabenses en especial, niños, adolescentes y jóvenes.
Un talento artístico que incluyó las actuaciones del proyecto Risueños, disfraces y la conga Cuba Libre, entre otras iniciativas diversas, dieron vida al espectáculo que se puso a disposición de los asistentes las más variadas ofertas deportivas, culturales, recreativas y comerciales.
Además, competencias, juegos de participación, exhibiciones de deportes, piñatas, y una rueda de casino, marcaron el ritmo de una jornada llena de sabrosura en el anfiteatro del Parque José Martí, en el que el primer Secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), Leosvany Aguilera Santoya pronunció las palabras de apertura del verano en el municipio.
Luego, el esperado concierto de Anibal y su Tumbao elevó la temperatura de una jornada diseñada a la medida del goce de la buena música, día de lujos para los jobabenses, con acciones atractivas y variadas que dieron inicio este sábado pero se extenderán durante los meses de julio y agosto, que, aun en medio de tan complejas circunstancias, promete un grupo de iniciativas para grandes y chicos, cuyo núcleo estará en los barrios y consejos populares.
Jobabo.- Con un programa mensual que comprende más de una veintena de visitas a áreas productivas y recorridos para intercambiar con los asociados, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en Jobabo ha fortalecido su labor en el territorio.
Estas acciones permiten conocer los problemas e inquietudes de los cooperativistas, dar seguimiento a sus planteamientos y evaluar el desempeño de las juntas directivas con una estrategia que ha logrado mantener una agenda enfocada en la gestión organizativa y en el vínculo directo con las bases.
La prioridad ha sido atender a las unidades con mayores potencialidades pero rezagadas en el cumplimiento de indicadores productivos y económicos, fomentar la capacitación a las estructuras de dirección, la consolidación de juntas directivas y el apoyo en programas vitales como la planificación y la contratación. Además, se exige, conforme a la legislación vigente, el cumplimiento del encargo social y las responsabilidades de las cooperativas ante las necesidades de sus asociados.
Entre otros objetivos, la ANAP ha profundizado en la bancarización de los productores, contribuido a la implementación de proyectos de desarrollo local y promovido tareas de impacto comunitario. También se ha enfocado en fortalecer la participación de los asociados y en ampliar el movimiento agroecológico, como parte de una estrategia integral para modernizar el sector cooperativo en el municipio.
No obstante, según análisis internos de la organización, persisten retos en el funcionamiento de más de una decena de juntas directivas con dificultades identificadas que van desde la calidad y desarrollo de las asambleas de asociados y deficiencias en programas clave de gestión productiva hasta la organización comercial.
Teniendo en cuenta todos esos elementos la ANAP en Jobabo mantiene su compromiso de acompañar a los productores en la solución de sus problemas, con énfasis en la capacitación y el control sistemático, y detectar oportunidades de mejora y reforzar el papel de las cooperativas como pilares del desarrollo agrícola local.
Minsk, 5 jul (Prensa Latina) Belarús y Venezuela fortalecerán sus relaciones mediante la implementación de proyectos conjuntos, afirmó hoy el presidente del país europeo, Aleksánder Lukashenko, al felicitar a su par de la nación suramericana, Nicolás Maduro, por el Día de la Independencia.
Según Lukashenko, Belarús valora altamente las sólidas relaciones de cooperación prioritaria y asistencia mutua entre ambos países. «Estoy convencido de que seguiremos esforzándonos al máximo para fortalecer estos lazos mediante la exitosa implementación de proyectos conjuntos», enfatizó. El presidente también señaló que el pueblo venezolano, fraterno de los belarusos, conoce bien el valor de la libertad y ha avanzado con confianza hacia los altos ideales de justicia, paz e igualdad durante varias décadas, a pesar de los numerosos desafíos y obstáculos de países hostiles.
En las recientes elecciones parlamentarias y regionales, los venezolanos reafirmaron su compromiso con el rumbo de desarrollo trazado por mi eterno amigo, el comandante Hugo Chávez, que el estado sigue hoy con constancia bajo su sabio liderazgo, estimado Nicolás, declaró Lukashenko.
También deseó a Maduro buena salud y una fuerza inagotable para implementar los planes más ambiciosos, así como unidad y progreso a los ciudadanos de Venezuela. Venezuela celebra su fiesta nacional, el Día de la Independencia, el 5 de julio.