Ayer se inició formalmente la fase de contratación para el año 2026 entre las unidades productoras y las entidades comercializadoras en el municipio de Jobabo, sin embargo, el proceso comenzó lastrado por un retraso significativo en una etapa previa y fundamental: la correcta formalización de los contratos con los tenedores de tierra, quienes, según las normativas vigentes, son los sujetos primordiales de este mecanismo.
Esta omisión inicial pone en jaque la solidez de toda la cadena de compromisos y repite los mismos errores cometidos en años precedentes, lo cual tiende a afectar significativamente todos los procesos de comercialización agropecuaria con incumplimientos que hoy se vislumbran en casi todos los renglones.
La etapa preliminar, aún no concluida en todas las cooperativas del territorio, presenta cifras alarmantes. Del potencial total de 2608 productores sujetos a contratación en Jobabo, solo 418 han firmado con sus cooperativas, esto significa que más del 80% de los productores carecen aún de un convenio legalmente establecido, dejando en el aire la base misma de la producción que se pretende planificar fluya a los diferentes destinos.
Este atraso deriva en un problema operativo de mayor envergadura llevando a las unidades productoras a pactar volúmenes de entrega con las empresas comercializadoras sin contar con el aval legal de la inmensa mayoría de sus productores.
Directivos y especialistas consultados advierten que, en estas condiciones, el proceso de contratación se torna prácticamente ficticio, debido a que no existe una garantía real de que las cifras generales acordadas se respalden con compromisos individuales firmados, comprometiendo la ejecución del plan.
La situación se complica aún más por disparidades en los registros oficiales. A pesar de conciliaciones previas, persisten incongruencias entre el número de tenedores de tierra que figuran en la oficina municipal del Registro de Tierras y los que manejan las propias cooperativas. Esta falta de un dato unificado y confiable no solo genera confusión administrativa, sino que imposibilita un planeamiento objetivo y realista en la gestión agroalimentaria del municipio.
Como consecuencia de estos problemas, Jobabo se mantiene como el municipio más atrasado de la provincia de Las Tunas en todos los aspectos referentes a la contratación agropecuaria.
La combinación de baja formalización, planificación sobre bases inciertas y registros discrepantes plantea un serio problema para el cumplimiento de los compromisos productivos del próximo año, dejando en evidencia fallas críticas en la preparación del ciclo agrícola y la violación de procesos claves.



