Ante la posibilidad de intensas lluvias en esta zona sur de la provincia de Las Tunas, las autoridades locales realizaron una valoración urgente para activar el plan de medidas preventivas priorizando la protección de la población y los recursos económicos ante posibles inundaciones.
Entre los aspectos más urgentes analizados se encuentra la revisión inmediata del estado de las presas y micro presas que influyen en el territorio. Se mantendrá una vigilancia estricta sobre el comportamiento de los ríos Jobabo y Cayojo, los de mayor caudal, para evaluar los riesgos en las cuatro principales áreas inundables del municipio. La prevención colectiva es vital para minimizar daños.
Dentro del poblado cabecera, se orientó proceder de inmediato con la limpieza de zanjas, canales y alcantarillas que suelen obstruirse. La atención se centra en el centro de la ciudad, el reparto Manuel Ascunce y la zona de Los Sitios, lugares que por experiencias pasadas han sufrido penetraciones del agua en viviendas. La acción comunitaria para mantener los desagües limpios es una primera línea de defensa.
Aunque el Consejo de Defensa Municipal (CDM) no se ha activado formalmente, un grupo de trabajo de alto nivel ya evalúa las acciones para las zonas rurales más vulnerables. Comunidades del sur como Zabalo, Palo Seco y El Aguacate, y otras del oeste como Caobilla y Dos Hermanos, pueden quedar aisladas y presentan riesgos de inundación. Para estos casos, se comienza a valorar la evacuación preventiva hacia familiares o la preparación del Instituto Preuniversitario en el Campo (IPA) Manifiesto de Montecristi como albergue.
Hasta el momento la situación de las presas es favorable: Jobabito se mantiene a un 51%, Lavado a un 21% y Cayojo a 26%.
La seguridad de las viviendas es otra prioridad. Fue revisada la situación de más de 800 casas con riesgo de deterioro, en especial aquellas con probabilidad de derrumbe ante lluvias persistentes. Se brindará asistencia a las familias para, de ser necesario, proceder a una extracción segura y oportuna.
Para que la respuesta sea ágil, se puntualizó todo el engranaje comunicacional. Se asegurará el enlace constante entre el puesto de mando de la Defensa Civil y cada una de las zonas y organismos involucrados. Una información rápida y veraz es fundamental para la toma de decisiones y la tranquilidad de la población.
En el ámbito económico-social, se orientó revisar todos los productos agropecuarios que puedan cosecharse de inmediato para su distribución. Se coordina, además, la venta de carbón vegetal, el abasto de agua potable y la disponibilidad de medios de transporte para enfrentar la eventualidad, medidas que buscan garantizar la normalidad posible.
Finalmente, se chequeó el suministro de combustible a grupos electrógenos para garantizar servicios vitales en instituciones clave como la emisora municipal, el hospital, ETECSA y las panaderías. De manera crítica, se prioriza el restablecimiento del bombeo de Birama, que lleva más de 72 horas interrumpido, un asunto urgente para el abastecimiento de agua. La experiencia demuestra que la preparación colectiva marca la diferencia ante los eventos climáticos.




