Las unidades productivas del sector agropecuario de Jobabo impulsan a ritmo acelerado la contratación para 2026, con el objetivo de alcanzar un equilibrio entre la producción y la demanda local y provincial. Se busca, además, mejorar la gestión organizacional del proceso para no repetir los errores del ciclo anterior.
La primera fase, centrada en la contratación y conciliación entre las juntas directivas de las cooperativas y sus asociados, está prácticamente completada. Actualmente, el trabajo se concentra en la revisión de proformas y los aspectos legales, a fin de finalizar la contratación entre las formas productivas y las entidades comercializadoras.
Se ha dado especial prioridad a potenciar el papel de la empresa agroindustrial, que cuenta con cerca de medio centenar de usufructuarios asociados. Este modelo, de gestión similar al cooperativo, permite un compromiso más enfocado en la cooperación y la asignación de recursos, lo que debe impulsar los volúmenes de entrega.
Según los pronósticos, para el 10 de diciembre debe quedar completada la contratación entre productores y sus unidades, y antes del 15 de diciembre la rúbrica entre entidades. Es vital superar las 12 mil toneladas de productos agrícolas para cubrir la demanda local y los compromisos provinciales, así como elevar los bajos volúmenes actualmente comprometidos con Acopio.
Un aspecto complejo es la contratación ganadera. Aunque en cifras se acerca a la demanda, presenta el reto de conciliar los intereses de los productores con los compromisos de los comercializadores, especialmente en garantizar pagos oportunos para evitar problemas como los persistente en el sector lácteo.
Las unidades productivas agropecuarias de Jobabo aceleran la contratación para el ciclo 2026, con el objetivo de equilibrar la producción con la demanda local y provincial. La estrategia incluye una mejora en la gestión organizacional para evitar los errores del período anterior.
No obstante, el atraso es considerable a esta altura: a solo cinco días de la fecha límite, Jobabo ha formalizado únicamente el 10% de los contratos con los usufructuarios de tierra. Es decir, de un total de 2.608 productores, solo se han concretado 269 acuerdos. Este rezago sitúa a Jobabo, junto al municipio de Colombia, como los más atrasados de la provincia de Las Tunas.
La primera fase del proceso, centrada en la contratación y conciliación entre las juntas directivas de las cooperativas y sus asociados, está prácticamente concluida. En la actualidad, los esfuerzos se concentran en la revisión de proformas y los trámites legales, necesarios para finalizar los contratos entre las formas productivas y las entidades comercializadoras.
Se ha otorgado prioridad al fortalecimiento del papel de la empresa agroindustrial, que agrupa a cerca de medio centenar de usufructuarios. Este modelo, de gestión similar al cooperativo, busca un compromiso más sólido en la cooperación y la asignación de recursos, lo que debería traducirse en un aumento de los volúmenes de entrega.
Los plazos establecidos prevén completar la contratación entre productores y sus unidades para el 10 de diciembre, y la firma con las entidades antes del día 15. La meta es superar las 12 mil toneladas de productos agrícolas para cubrir la demanda del territorio y los compromisos provinciales, además de incrementar los bajos volúmenes actualmente comprometidos con Acopio.
Un capítulo complejo lo representa la contratación ganadera. Aunque en términos numéricos se aproxima a lo requerido, enfrenta el desafío de armonizar los intereses de los productores con los compromisos de los comercializadores. Un punto crítico es garantizar pagos oportunos, clave para evitar problemas persistentes como los registrados en el sector lácteo.



