Celia conquistó el reconocimiento de los cubanos por su sencillez y su modestia

Parece que fue ayer pero en realidad hace 44 años que dejamos de disfrutar de la fragancia hecha mujer, de sus consejos, de su exigencia para que todo luciera mejor. Ella, ya no está entre nosotros pero su legado permanece intacto cual mariposa inquieta llega al rosal.

Aquel 11 de enero de 1980 toda Cuba se vistió de luto al conocer que la Flor Autóctona de la revolución partía a la eternidad, y que nunca más la tendríamos cerca para compartir con ella en cualquiera de los escenarios, por abruptos, peligrosos y lejanos que resultaran.

Mucho antes del desembarco del Granma por Las Coloradas, Celia no ha habido dejado de participar en los principales hechos de la lucha revolucionaria encabezada por Fidel y en los que no tuviera una aportación decisiva en la primerísima línea de combate.

Luego de la llegada de los expedicionarios, hasta su deceso el 11 de enero de 1980, Celia trabajó de manera ininterrumpida junto a Fidel, lo que constituye uno de los actos más humanos, tiernos y hermosos de la historia de la Isla.

Su grandeza siempre la acompañó, no por sus aportes a la causa revolucionaria que de hecho la hicieron gigante, sino también, por haber logrado adentrarse en su pueblo al que siempre mantuvo entre sus prioridades pese a la intensa labor como ayudante personal del Comandante en Jefe.

Esos méritos y la humidad que siempre la caracterizó, la hicieron merecedora del cariño, la confianza y el respeto de la mayoría de los cubanos que la conocieron de manera personal pero también de los que supieron de su entrega y comportamiento sin límites ante los desafíos a los cuales nos teníamos que enfrentar.

Desde la propia Sierra Maestra, Celia resultó un bastón importante y de extraordinaria ayuda para los que combatían al régimen de entonces. Se preocupaba hasta por los más mínimos detalles e inquietudes personales de los combatientes.

Cuando, hoy conmemoramos dolosamente el aniversario 44 de su partida, la recordamos con sus grandes atributos y méritos que la distinguían como soldado de la revolución, a la que le dedicó casi toda su vida, hasta el último respiro.

Roberto E. Domínguez Espinosa
Roberto E. Domínguez Espinosa
Licenciado en Comunicación Social. Periodista con más de 25 años de experiencia en la radio. Corresponsal de Radio Victoria y fundador de Radio Cabaniguán. Aborda los temas relacionados con el transporte, la vivienda, la empresa eléctrica y el comercio.

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